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Miles de manifestantes protestan en Praga contra la subida de los precios de la energía y los alimentos. Convocados por varios sindicatos, los manifestantes piden al Gobierno checo que regule el coste de los productos esenciales y aumente el salario mínimo a 18.200 coronas checas, unos 743 euros, para evitar que la gente caiga en la pobreza.